Las islas flotantes de los Uros son un conjunto de superficies artificiales habitables construidas de totora, una planta acuática que crece en la superficie del lago Titicaca. Las islas se yerguen sobre una porción de la superficie del lago Titicaca, se sobreponen a bloques de raíces de Totora sobre las cuales se tienden capas sucesivas de totora tejida o entrelazada en esteras. Sus habitantes, los uros, son un pueblo ancestral que actualmente se concentra en la meseta del Collao y en Perú en las islas flotantes ubicadas en la bahía de Puno.1

Su subsistencia se basa en la cultura ancestral ligada al lago, basada en los múltiples usos dados a la totora que brota del fondo y la pesca, hace más de 2562 años.

Estas islas artificiales se crean tejiendo las totoras en las zonas en donde crece más densa, formando una capa natural a la que los uros denominan khili; sobre esta capa construyen sus viviendas, también de una malla tejida de totora a la que denominan “estera”. Cada vivienda está compuesta por una sola habitación. Cocinan al aire libre para evitar incendios.1

En el Perú existen más de 20 islas de la etnia uro chulluni. El número de familias que ocupan una isla es variable, pero en general oscila entre tres y diez. Entre las principales islas, destacan: Tupiri, Santa María, Tribuna, Toranipata, Chumi, Paraíso, Kapi, Titino, Tinajero, SolLuna y Negrone.

En marzo del 2007, la etnia uro irohito inicia la construcción de 4 islas en la zona boliviana. Así, la primera isla flotante de totora en Bolivia denominada Pachakamak, ve la luz, seguidas de Phuwa, Balsa Hampus e Inti Huata, gracias a un plan turístico dirigido desde La Paz.